Corría el año 1977, época convulsa en la convulsa historia de nuestro país. Democracia naciente, sociedad cambiante, nostálgicos de "tiempos mejores" ante lo que se avecinaba y ansiosos de libertad. Y entre todo ello, gente, en el más amplio sentido, con ganas de hacer cosas y de decir cosas.
No sé si con ellos llegó el escándalo, sí lo hizo el esperpento, el delirio y el sarcasmo. Hablamos, por supuesto, de
Cucharada.
Para encontrar las primeras referencias a sus componentes debemos retroceder algunos años. Entonces, el pacense nacido en Madrid (y tristemente fallecido en 2016) Manolo Tena formaba parte de la orquesta levantina
Lemmon Show. También le encontramos interpretando, como
Lolilla Cardo, temas en solitario con letras críticas e irónicas que serían más adelante el sello del grupo que nos ocupa o participando, en 1975, en el disco
Babel de
Luis Eduardo Aute a la vez que militando en
Spoonful Blues Band (origen de
Tequila) o formando parte el año siguiente de
Cáñamo, donde coincidió con su futuro compañero en
Cucharada Antonio Molina y Carlos García-Vaso, mitad posteriormente del dúo de tecnopop
Azul y Negro.
Colaboró también con Armando de Castro como letrista de los primigenios
Coz, crisol del que emergerían los
Barón Rojo originales y
Leño, pues el grupo incorporaba las guitarras de los hermanos De Castro (
Barón Rojo) más el bajo y batería de Toni Urbano y Ramiro Penas respectivamente (
Leño).
Como curiosidad, el único tema publicado de aquellos
Coz, ya con Ramiro fuera del grupo, fue
El Blues del Crítico, parte de la banda sonora del concierto-documental
Nos Va La Marcha. Aunque
Coz, con esa misma formación y producido de Teddy Bautista, llegó a grabar un disco completo para Zafiro en los estudios Kirios de Madrid, el trabajo nunca llegó a las tiendas.
Hecho el paréntesis, volvemos a nuestros protagonistas y consultamos la obra de Salvador Domínguez
Los Hijos del Rock, donde Tena nos cuenta cómo el grupo de amigos del que finalmente nació
Cucharada tenía por escenarios las calles y el Metro de Madrid, más las fiestas populares, en las que interpretaba música de orquesta a fin de obtener recursos económicos. En los ensayos venía el desquite a base de atacar versiones de clásicos como Hendrix o Cream.
Por fin decidieron tomárselo en serio y formar una banda en toda regla para hacer lo que les gustaba en escenarios de verdad. Así nació
Cucharada, traducción de
Spoonful, título de una canción del bluesero norteamericano Willie Dixon versioneada por
Cream.
Tras ese nombre encontramos a los ya citados
Manolo Tena (José Manuel de Tena) al bajo y la voz y Antonio Molina (
El Zurdo) como guitarra solista, más Jesús Vidal a la otra guitarra y José Manuel Díez en la batería y cantando, aunque por el grupo pasaron otros cuantos músicos. Además de multitud de baterías, encontramos a gente como Florencio Martín a la guitarra, bajo y voz, al guitarrista argentino
Miguel Botafogo (mentor de Antonio Flores en sus primeros escarceos con el rock), al también guitarrista
Jaime Asúa, al batería uruguayo
Carlos Arévalo o al fallecido
Hilario Camacho, más un sinfín de actores que formaban parte del espectáculo en directo, ya que los intereses de
Cucharada iban más allá de la simple interpretación musical.
Fieles seguidores de
Frank Zappa y
The Tubes, extendían sus inquietudes al anticomercial, independiente y experimental movimiento teatral que nació con
The Living Theatre y que en España adoptaron compañías como
Tábano o
TEI (Teatro Experimental Independiente).
El formato delirante de teatro propuesto por
The Living Theatre mezclado con el no menos delirante estilo de
Zappa y
The Tubes hicieron de las actuaciones de
Cucharada algo imprevisible, tanto para el público como para los mismos músicos. Aparecían en los conciertos disfrazados y maquillados (Tena mantenía su personalidad de
Lolilla Cardo) y acompañados de la gente más variopinta con el objetivo de impactar al público en vertientes que sobrepasaban lo musical.
Tena, también en
Los Hijos del Rock, nos cuenta lo siguiente hablando de sus directos: "
... así que al final una niña bailaba ballet, otro tocaba la armónica, otro pedía limosna, a otro le atábamos y le pegábamos hostias sin parar hasta que alguien del público le desataba, etc. ... Pero no había una coordinación previa, era una cosa a lo Living Theatre".
Gestionaban sus actuaciones a través dos canales. Por un lado se ocupaba de su representación el desaparecido
Javier Gálvez, a través de su oficina de contratación Centro Rock, por la que pasaron gran parte de los grupos más conocidos del rock nacional de los años 70 y 80 del siglo XX:
Obús,
Pánzer,
Ñu,
Unión Pacific ...
El otro medio de conseguir bolos era gracias a
La Cochu.
La Cochu, abreviatura de Laboratorios Colectivos Chueca, fue el fruto del empeño de Salvador Bustamante y José Luis Troyano por crear un trampolín o altavoz de la cultura popular más
underground e innovadora, ya que sacar los pies del tiesto entonces, después de cuarenta años de corsé eclesiástico-militar, resultaba harto complicado. Afincados tras su nacimiento en 1976 en un piso de la calle Augusto Figueroa de Madrid, se mudaron posteriormente a las "dependencias" del
Ateneo de la Prospe, ya citado cuando se habló de
Mermelada.
Las actividades del colectivo incluían la publicación de comics y fanzines, la organización de conciertos (aparte de
Cucharada, los inicios de
Tequila y
Moris en España también pasaron por
La Cochu) e incluso la edición o coedición de discos para nuevos grupos entonces como
Cai o
Alameda, proyecto que han mantenido hasta hoy con la creación en 2005 del sello
Libertad 8 Records, que toma su nombre del Café Libertad 8 de la calle... eso es, Libertad 8 de Madrid, por cuyo escenario han pasado infinidad de cantautores en sus comienzos (
Pedro Guerra o
Rosana entre ellos).
De nuevo con
Cucharada, su primera grabación se incluyó en la segunda edición de
Viva el Rollo, denominado
Rock del Manzanares, publicado en mayo de 1978 y con la portada a cargo de
El Pejo, artista miembro de
La Cochu.
Junto a temas de
Araxes,
Leño,
Unión Pacific y
Asfalto encontramos la que posiblemente sea la creación más emblemática de
Cucharada:
Social Peligrosidad, acompañada de la también legendaria
Libertad para Mirar Escaparates, ambas compuestas por la pareja Manolo Tena / Antonio Molina y producidas por Teddy Bautista.
Social Peligrosidad (que podemos escuchar en este
myspace) nos cuenta cómo tres personas con una vida difícil son víctimas de la
Ley de Peligrosidad Social, versión, a cargo del entonces ministro de Información y Turismo Manuel Fraga, de la anterior Ley de Vagos y Maleantes, destinada a meter en vereda a todo el que no gozara de trabajo decente e hiciera gala de vida recta.
Dejemos que sea el mismo Tena quien nos hable sobre la canción en este párrafo extraído de
Los Hijos del Rock:
También dormíamos en los bancos de las calles, a veces, o en la furgoneta (pintada de color verde, con estrellitas rojas), hasta que nos la quitaron por falta de pago. Para Fraga, éramos unos delincuentes dignos de ir a la cárcel, o peligrosos sociales, y él para nosotros era lo mismo, pero nunca nadie le había hecho un mensaje de divulgación anti Ley de Peligrosidad Social, sólo se oía la opinión de los biempensantes sobre nosotros, y yo, simplemente le contesté.
En esa época de drogas, represión, pobreza, paro, pero con la libertad que deriva de la democracia en el horizonte,
Cucharada supo reflejar en este tema y en los que vendrían después la vida de aquellos que ni siquiera llegaban a clase media y de los que caminaban fuera de la ruta marcada.
Libertad... por su parte nos habla de la eterna dicotomía social humana: el conformista que nunca se conforma, fácilmente manipulable y cuya única meta es mantener la rutina diaria y disfrutar de la libertad ilusoria de una celda de aislamiento hecha de deudas y caprichos consumistas, y el inconformista, que ve posible otra vida fuera de esa celda, e intenta alcanzarla esquivando las trabas que pone la sociedad a quien quiere sacar los pies del tiesto.
Estos dos mismos temas, ahora producidos por Vicente Romero, conformaron el

primer single del grupo, aparecido el 5 de junio del mismo 1978. Como anécdota, las mezclas se retrasaron porque entonces la afición de nuestros protagonistas a tocar en el Metro conllevaba cárcel y resultaba difícil obtener un permiso para ir al estudio de grabación.
Según nos cuenta el Mariscal Romero en
20 Años del Sonido Chapa,
Social Peligrosidad llegó a estar vetada en algunas emisoras de radio. La dictadura todavía seguía viva en la mente de muchos y no resultaba apropiado defender según qué ideas marginales.
Teloneados por
Paraíso, grupo formado por Fernando Márquez tras abandonar
Kaka de Luxe, y a quienes Tena había producido su primer single para Zafiro a escondidas de Luis Soler (productor oficial), presentaron el disco los días 12 y 13 de junio de 1979 en el Teatro Martín de Madrid. Teddy Bautista, vestido de Merlín el mago siguiendo la línea teatral habitual, trató de coordinar el incoordinable espectáculo que era un concierto de
Cucharada además de acompañarles a los teclados.
El 30 de octubre volverían a coincidir con
Paraíso (a quienes ya unía una estrecha amistad con Tena) en una serie de conciertos organizados por el Teatro Alfil bajo el nombre genérico de
Jaque al Muermo y por los que pasaron algunos de los grupos más representativos del momento (los mismos
Paraíso,
Alaska y los Pegamoides,
Radio Futura,
Rebeldes,
Bólidos ...).
Unos meses antes, el 25 de junio de 1979 comenzaron la grabación en los estudios Kirios de Madrid de lo que sería su único álbum grande,
El Limpiabotas Que Quería Ser Torero,

con producción de Teddy Bautista, quien consigue registrar un excelente sonido, sin quitar mérito, por supuesto, a los técnicos. En esta ocasión se ocupó de la batería
Pulpo Baquetas, o lo que es lo mismo, el uruguayo Carlos Arévalo. También colaboraron Miguel Botafogo a las guitarras, Teddy Bautista en los teclados y Tito Duarte en la percusión.
Tras una colorista portada, fiel reflejo del descontrol y teatral parafernalia del grupo, encontramos el sempiterno
Social Peligrosidad además de otros seis temas, cuatro de ellos obra de los
Cucharada originales (Tena, Vidal, Molina y Díez) más
No Soy Formal (Hilario Camacho) y
Made In USA (Camacho - Moncho Alpuente).
Javier del Moral, en Chapa Discos desde sus comienzos y que en el momento de lanzar el disco era el director adjunto de Zafiro tras pasar una temporada en Hispavox, diseñó una nueva política de marketing destinada a potenciar al máximo los lanzamientos de Chapa.
El Limpiabotas "sufrió" este sistema de marketing, orientado a la promoción de grupos más fácilmente digeribles como podía ser el caso de
Tequila. Así, lo que era un gran trabajo, pero destinado a un público muy concreto, no alcanzó ni de lejos el éxito esperado.
El segundo revés fue la aparición de la
Orquesta Mondragón. Un estilo escénico similar al de
Cucharada, pero unas letras menos trágicas, llenas de humor y rondando en ocasiones el surrealismo, unido a un fuerte apoyo por parte de su discográfica, le abrieron rápidamente un hueco en el panorama musical del momento. Como consecuencia, el interés de Zafiro/Chapa por Tena y los suyos fue decreciendo hasta dar por terminado el contrato en 1980,

tras la publicación de un nuevo single con producción de Teddy Bautista y la guitarra de Jaime Asúa. En su cara A otro conocido tema,
Quiero Bailar Rock & Roll (también audible en
myspace), acompañado en la B por
La Cajita de Música, ambos con un estilo lejano al de de los
Cucharada ácidos de
Social Peligrosidad. Este giro estilístico y la portada nuevaolera nos hace elucubrar con lo que podríamos haber encontrado en el hipotético segundo disco grande. Hipotético porque, en la contraportada del single, aparece la foto de su primer vinilo y a la derecha un cuadro vacío con la leyenda "Carpeta en Preparación" y debajo una referencia de LP y casete, como anunciando un segundo trabajo que nunca fue.
Leyendo esta
entrada del blog de
Cucharada, escrita por el propio Tena, se ve cómo, aunque la banda mantenía su personalidad, la discográfica buscaba otro producto de moda para vender. Así como en el primer disco grande Bautista supo reflejar el estilo del grupo, en este nuevo single, sin duda influenciado el productor por las tendencias musicales del momento, llevó a
Cucharada a un terreno que no era el suyo y, aunque no faltó la promoción, sus incondicionales miraron hacia otro lado.
La única grabación que podemos considerar original, aparte de las reseñadas, fue la interpretación de
Libertad Para Mirar a los Escaparates para el ya citado festival
Nos Va La Marcha. El resto son inclusiones de sus temas conocidos en los distintos rockopilaciones tan habituales de Chapa Discos:
Social Peligrosidad en
Rockopilación (5/03/1979),
Dos Años del Sonido Chapa (3/03/1980) y
El Sonido Chapa (disco destinado a las discotecas publicado en marzo de 1979 pero que nunca salió a la venta),
No Soy Formal en
Rockopilación 2 (23/07/1979),
Quiero Bailar Rock & Roll en
Zumo de Radio (LP con una cara de recopilación y otra con versiones de clásicos del rock & roll cantados por el Mariscal Romero, publicado el 7/07/1980) y en
Rockopilación 3 (8/09/1980).
Y, para terminar el apartado discográfico, una duda. Veo en la obra del Mariscal Romero Historia de una Etiqueta la foto de un single promocional que, al parecer, contiene
Desconcierto Flamenco y
¡¡¡Tan Reprimido!!!, pero en el texto que acompaña a la imagen figura como cara A
No Soy Formal y no hay cara B. Si alguien puede desfacer este entuerto será bienvenido.
Volviendo a la historia del grupo, su último concierto destacable fue el que ofreció como telonero, junto a
Patanegra, de
Chuck Berry. La actuación tuvo lugar el 8 de mayo de 1981 en el recinto deportivo Campo de la Mina de Carabanchel (antiguo pueblo y posteriormente barrio de Madrid) entre gigantes y cabezudos, manteniendo hasta el final su línea de impactante teatralidad.
Y se acabó. Todavía en 1981
Cucharada pasó a formar parte de las leyendas del rock español y sus componentes comenzaron nuevos proyectos.
Antonio Molina, que compartía su trabajo en
Cucharada con el acompañamiento a otros músicos como Hilario Camacho, Luis Eduardo Aute o Moris, siguió ese camino y fue guitarrista de Antonio Flores (1982 y 1983), Joaquín Sabina (1983 a 1985), Karen James Band (1993 y 1994), el ex-Pekenikes Félix Arribas (1996) y Ramoncín entre 1985 y 2004. Precisamente en la grabación de
Ramoncinco en 1983 volvió a tocar junto a Manolo Tena, con quien ya había coincidido anteriormente en 1999, esta vez como bajista.
En 2010 graba
Dos Guitarras, Una Voz, acompañando a
Transido, alter ego de Francisco Gómez, polifacético e inquieto músico que acompañó en sus comienzos a gente como
Rosendo o
Paracelso y que a lo largo de los años ha ido dando vida a diferentes proyectos.
Manolo Tena, por su parte, estuvo ausente de los escenarios entre 1981 y 1983, año de formación de
Alarma!!!, casi una continuación de
Cucharada en cuanto a componentes, pero no en cuanto a estilo.
El paréntesis lo dedicó a seguir poniendo sobre el papel lo que su cabeza no paraba de crear y a otras actividades musicales, como la producción de una maqueta para el grupo asturiano
La Banda Del Tren.
Jaime Asúa, desarrolló y desarrolla a día de hoy una frenética actividad como músico, productor, compositor y cualquier otro aspecto relacionado con la música. En los ochenta del siglo pasado formó parte de
Alarma!!!, además de
Llámalo X y
Gran Jefe (grupos estos dos últimos en los que coincidió con el "Leño" Ramiro Penas). Desde entonces ha colaborado de manera extensa con músicos de la altura de Víctor Manuel y Ana Belén, Serrat, Sabina, Miguel Ríos o Luz Casal, además de producir a grupos como
Tranquilitos y
Burning.
Y ahora, casi cuarenta años después de la marcha de Cucharada, el grupo vuelve a la vida como Cucharada Rock según nos cuenta
simoncreation en un comentario. Antonio Jiménez, Carlos Arévalo y José Díaz resucitan a la mítica banda y recuperan su antiguo repertorio.
Los interesados tenéis más información en los enlaces que nos envía también
simoncreation.
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